Migrañas con Alba Claveria

La migraña es actualmente una de las patologías que más prevalencia tiene en la población mundial y que más incapacidad temporal produce, afectando aproximadamente a un 12% de la población. Existe una alteración de las vías descendentes del tronco cerebral y del hipotálamo que transmiten dolor a nivel del asta dorsal de la médula y del nervio trigémino que da sensibilidad a la cara.

Actualmente sabemos que no sólo la genética influye, también lo hace la epigenética.

Su origen es multifactorial y en gran medida se debe a un proceso de vasoconstricción, seguido por una vasodilatación reactiva dónde además puede existir una malformación de los vasos sanguíneos cerebrales.

Se sabe también de la influencia directa de la serotonina (hormona de la felicidad) sobre la migraña: cuando bajan sus niveles, los vasos sanguíneos se inflaman produciendo síntomas físicos y emocionales.

La migraña está asociada a un proceso de inflamación cerebral denominado neuroinflamación. Cuando estamos estresados, hay problemas de sueño o comemos alimentos muy ricos en azúcar se produce una activación del sistema inmune, también en el cerebro, que lo hace susceptible a sufrir esta patología. Cuando el sistema inmune cerebral se activa, demanda mucha glucosa, por eso disminuir el consumo de azúcar será una de las herramientas más importantes para reducir los síntomas.

Algunos de los factores asociados a la aparición de migraña son:

 Estrés crónico.

 Alteraciones hormonales (exceso de estrógenos…)

 Consumo de ciertos alimentos: procesados o con alta carga glicémica.

 Aumento de histamina (potente vasodilatador sanguíneo).

 Déficit de ciertas enzimas como la DAO (degrada el exceso de histamina).

 Disfunción hepática.

 Depresión, ansiedad…

 Uso excesivo de medicamentos y tóxicos.

 Consumo de alcohol. Es importante saber diferenciar la migraña del resto de cefaleas (jaquecas, cefaleas tensionales, cefaleas congestivas….) ya que su sintomatología es muy específica. ¿Qué síntomas produce la migraña?

 Dolor pulsátil en uno o ambos lados de la cabeza que puede durar hasta 72 horas.

 Mareos.

 Alteraciones en la visión.

 Vómitos.

 Sensibilidad a la luz o sonidos fuertes.

 Problemas de sueño. Desgraciadamente hay muchos factores que nos pueden llevar a sufrir esta patología pero también sabemos que hay muchas maneras de evitarla.

Entonces, ¿Cómo podemos mejorar la migraña?

Ya hemos visto anteriormente algunos factores de riesgo que activan la sintomatología. Si los reducimos o evitamos obtendremos casi seguro una mejoría. Algunas estrategias para reducir los síntomas:

 Cambios en la alimentación (disminuir alimentos que contengan histamina como el vino tinto, los lácteos, el tomate, los cítricos o los embutidos).

 Suplementación específica.

 Disminuir el estrés (yoga, meditación…).

 Regular hormonas sexuales como los estrógenos.

 Sanear la barrera intestinal.

 Descongestión hepática (infusiones de cardo mariano, boldo…)
En líneas generales es recomendable disminuir los alimentos que causan inflamación intestinal y dañan las barreas (incluida la barrera hemato-encefálica del cerebro), ya que provocan la llegada de bacterias al mismo produciendo vasoconstricción y producción de células inflamatorias.
Es importante incorporar grasas buenas (presentes en alimentos como el aguacate, coco o el pescado azul), aumentar el consumo de verdura (alcachofas, espárragos, cebollas, ajos, puerros, brócoli, calabaza, zanahoria…), huevos y carne de ave.
Así como reducir la carne roja, el azúcar, las legumbres, el exceso de fructosa o alcohol.
El ejercicio también es una buena estrategia para tratar la migraña ya que produce acido láctico que apaga el sistema inmune, aumenta el oxígeno a nivel cerebral y reduce los ejes de estrés.
Como ves, el tratamiento de la migraña requiere de un abordaje global de todos los sistemas.
Sólo así se podrá dar una resolución más allá de acabar momentáneamente con el dolor a base de fármacos. Recuerda que si tienes migrañas y no la tratas podrás sufrir problemas de sueño, alteraciones neurológicas, dolor e irritabilidad.
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